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Policía de “4ta” en San Fernando

Nuevo abuso policial de cuarentena y van...

Efectivos de la comisaría 4ta de San Fernando se juntaron con la Policía Comunal del municipio para cometer un nuevo caso de violencia institucional en esta cuarentena. Irrumpieron ilegalmente en un domicilio de Villa de Carmen para detener, golpear y amedrentar a dos jóvenes de 17 años que se encontraban en la vereda. En ese lugar funciona un Merendero comunitario. Testimonios de las víctimas.


En la noche del pasado miércoles dos primos tomaban una gaseosa en la puerta de su casa del barrio de Villa de Carmen, sobre la calle pegado al Carrefour, cuando dos patrulleros de la comisaría 4ta de San Fernando les piden, de modo prepotente, que se metieran adentro. Los jóvenes accedieron al pedido para respetar la cuarentena pero la obediencia no sirvió para calmar la adrenalina nocturna de los efectivos. Como cuenta en Facebook Maria Teresa -mamá y tía de los jóvenes-, “el oficial subayudante que estaba cargo, López, nos dijo que ellos no son robots, que tienen adrenalina”.


Fue así que a los poco minutos, con un despliegue de efectivos para enfrentar un batallón, llegaron más patrulleros y policías, quienes bajo las órdenes de López, patearon el portón de la casa y, sin orden judicial, entraron ilegalmente al domicilio para detener a los dos menores que no habían cometido ningún delito. Tiraron tiros -hay videos donde se pueden escuchar-, golpes, patadas y revisaron lo que se encontraran en su feroz camino. “Ingresaron pateando la puerta, rompiendo cosas dentro de la casa de mi hijo” relata María Teresa. Nada los frenó. Fue tal el clima de terror vivido por la familia que los niños pequeños se escondian aterrados en los cuartos para llorar y rezar que no pasara nada.



“... el oficial subayudante que estaba cargo, López, nos dijo que ellos no son robots, que tienen adrenalina”.

Rápidamente se llevaron a los jóvenes a la comisaría 4ta donde los retuvieron por más de 5 horas en la comisaría. Allí siguieron golpeándolos y amedrentándolos psicológicamente. Antes de liberarlos le hicieron firmar una infinidad de papeles cuyo contenido aún es desconocido por la familia.


Debido a los golpes recibidos, María Teresa tuvo que llevar a su hijo y sobrino al hospital San Fernando para una revisión médica. Con mucha bronca atravesada, ella cuenta que “se re abusaron, les pegaban patadas y piñas en el estómago, les golpeaban la cabeza contra la pared”. Y detalle que “a su hijo le pegaron tan fuerte que le aflojaron un diente y a su sobrino le quebraron un dedo”. Luego de los exámenes de rutina, se concluyó que los jóvenes se encuentran fuera de peligro.


Como parte de los abusos cometidos en su ilegal redada en el lugar donde funciona un merendero comunitario, la policía revolvió a lo loco la casa y las pertenencias de esta humilde familia. Confiscó elementos con los que ellos trabajan haciendo pan casero, echaron a perder la harina y se llevaron cucharones que usaban para las ollas populares del barrio. “Se querían llevar la balancita que usamos para pesar las masas en nuestro humilde y honrado trabajo” señala con tristeza María Teresa.



“... se re abusaron, les pegaban patadas y piñas en el estómago, les golpeaban la cabeza contra la pared”.

La familia está avanzando en la denuncia del hecho y la ilegalidad del procedimiento de las fuerzas policiales que vulnera derechos humanos fundamentales y contribuye a la estigmatización de pibes y pibas que diariamente son detenidos y hostigados sin motivo a la vista de todxs lxs vecinxs.


Desde las Pocas Pulgas y la Escuela Popular San Roque denunciamos y repudiamos el abuso de poder y la violencia policial en los barrios populares. ¡Basta de criminalizar a nuestrxs pibxs!







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